ABRIL
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1844 Está dando Ejercicios al clero de Manresa (Barcelona).
1851 Es Miércoles Santo. Se dispone a su primera celebración del Triduo Pascual como arzobispo de Santiago; lo hará todo de pontifical.
1859 El Gobierno aprueba la Academia de San Miguel.
NUEVA EXPANSIÓN (1922-1934)
EL ORDO STUDIORIUM GENERALIS (OSG)El XII Capítulo General de 1922 había pedido una ordenación más actualizada de los estudios en la Congregación. Una comisión, bajo la dirección del P. Juan Postíus, trabajó sobre este asunto hasta 1929, fecha en la que el P. Nicolás García promulgaba el llamado, a partir de entonces, OSG. Este plan de estudios recogía, además de las orientaciones del Capítulo, las propuestas de la Congregación, canalizadas a través de las Prefecturas de Estudios, y otros documentos de la Santa Sede, de Institutos y Congregaciones Religiosas, de Seminarios y Universidades Eclesiásticas. Este OSG estuvo vigente en toda la Congregación hasta la adaptación de 1959. El 31 de mayo de 1956 el Papa Pio XII promulgaba la Constitución Sedes Sapientiae con los Estatutos Generales. En ella pedía a las congregaciones y a los institutos religiosos una acomodación de sus planes de estudios a las normas y orientaciones de esa Constitución Apostólica. La Congregación realizó la adaptación pedida, que fue promulgada el 7 de marzo de 1959. En el XVIII Capítulo General de 1973 quedó definitivamente abrogado.
SANTIAGO DE TEJADA
Jurista español (1800-1877)Alfaro (España). Fue un jurista español y Académico de Ciencias Morales y Políticas. Representante del liberalismo moderado con José Gutiérrez de la Concha. Fundó el diario El Pensamiento de la Nación con Jaime Balmes. Dejó el Senado después de la revolución de 1868. El Ilustrísimo Aguilar cuenta que D. Santiago visitó al P. Claret en Roma en 1869 yque hablaba con admiración de la pobreza y retiro en que vivía: Allí le visité viviendo en el convento de San Adrián. Allí le vi viviendo, a pesar desu alta dignidad, como el último religioso de la comunidad, asistiendo a los actos de ésta, comiendo en el refectorio la misma ración que se daba a todos los religiosos, en una celda modesta, asistiendo todas las mañanas al confesonario, en la mayor pobreza, privado durante el Concilio, en algunas ocasiones, hasta de lo necesario. Y cuenta cómo el Príncipe de Asturias, en Roma para hacer la Primera Comunión, le diouna limosna para atender a sus necesidades.
Las dificultades de la misión
Yo, en estos siete años, siempre estuve andando de una población a otra. Andaba sólo y a pie. Tenía un Mapa de Cataluña forrado de lienzo que traía plegado, y por el mapa me llevaba, medía las distancias y marcaba las posadas. Por la mañana hacía cinco horas de viaje, y otras cinco por la tarde; a veces con lluvias, otras veces con nieves, y en verano con solesabrasadores. Este era el tiempo que más me daba que sufrir, porque, como siempre andaba con sotana y capote pasado de mangas y el mismo de invierno…; además, con zapatos y medias de lana, que me hacían ampollas en los pies… (Aut 460).
Como siempre iba a pie, me juntaba con arrieros y gente ordinaria, a fin de poder hablar con ellos de Dios e instruirles en cosas de Religión, con que ellos y yo pasábamos insensiblemente el camino… (Aut 461).
Todas mis aspiraciones han sido siempre morir en un hospital como pobre, o en un cadalso como mártir, o asesinado por los enemigos de la Religión sacrosanta que dichosamente profesamos y predicamos, y quisiera yo sellar con mi sangre las virtudes y verdades que he predicado y enseñado (Aut 467).
PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
En sus viajes misioneros, Claret se encontraba con todo tipo de gentes sin hacer acepción de personas. Aprovechaba siempre estas ocasiones con finalidades evangelizadoras.
- ¿Haces acepción de personas en tu vida por motivos sociales, raciales, culturales, religiosos, etc.?
- ¿Qué piensas de las aspiraciones que tenía Claret para el final de su vida?
- Hoy puedes darte un paseo por los alrededores de tu casa y entablar una conversación, un cruce de palabras, con alguien poco conocido.
“Un religioso sabe que ningún sufrimiento o contrariedad le puede robar esta alegría, aunque en algún momento de su vida la pueda sentir lejana o extraña. Se sabe en las manos de Dios y en el corazón de sus hermanos” (Josep M. Abella, Carta circular de anuncio del XXV Capítulo General, 47).