ABRIL

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1862 Claret comunica al P. José Xifré que no podrá viajar a Roma a la canonización de san Miguel de los Santos, patrono de Vic, debido al embarazo e inminente parto de la Reina.

1867 Concluye en la iglesia de Montserrat (Madrid) la novena a la Virgen de los Dolores.

1869 Asiste a la misa del jubileo sacerdotal de Pío IX en Roma.

NUEVA EXPANSIÓN (1922-1934)

1925, AÑO DE PRELATURAS

Ese año hubo varios nombramientos para Prelaturas en  América,  además  de  la   del Darién. La Prelatura de San José de Tocantins en Brasil, encomendada  por la Santa Sede a  la Congregación en   1925.   Constituían tal Prelatura 13 parroquias diseminadas en una extensión de 160.000 kilómetros cuadrados, todas ellas sin sacerdote menos la de San José, y eran visitadas, en el mejor de los casos, por un dominico de su vecina Misión una  sola vez al año. La región,  riquísima en minerales y agricultura, tenía como mayor problema la falta de vías de comunicación. Fue nombrado primer Prelado el P. Francisco Ozamis.

El mismo año fueron encomendadas otras dos diócesis de Bolivia a dos claretianos: la diócesis de Oruro al P. Abel Antezana, que llegó a ser el primer Arzobispo de La Paz, y la diócesis de Tarija al P. Ramón Mª Font, propuesto para  la diócesis de Cochabamba y después para Arzobispo de Sucre, aunque él prefirió seguir hasta la muerte en su primera diócesis de Tarija. Ambos ejemplares hijos del arzobispo Claret.

MARIANO AGUILAR, CMF

Misionero e historiador (1867-1931)

Calasanz (Huesca, España). A finales de 1888 la Congregación decidió por primera  vez  enviar  misioneros a Roma para  especializarse en Derecho Civil y Eclesiástico. El P. Mariano fue uno de los cuatro elegidos. Obtuvo el doctorado en ambas disciplinas y en Filosofía. Volvió de Roma y fue ordenado sacerdote en 1891. Fue destinado a Madrid, donde colaboró en la redacción de la revista El Iris de Paz. Publicó en dos volúmenes una completa biografía del P. Claret. Como historiador, asumió el difícil encargo de redactar la primera historia de la Congregación; además, publicó las biografías de varios Misioneros. En 1909 fue destinado a Lima para ser uno de los fundadores de la Congregación en el Perú y dirigir el Seminario Diocesano. Participó activamente en la vida intelectual de Lima. Permaneció en Lima hasta fines de 1922 en que pasó a Chile. Residió en Santiago, Valparaíso y en 1931 fue trasladado a La Serena, donde, pasados tres meses, falleció.

Biografía

Una vida al estilo de Jesús misionero

Casa no tiene. Las aves tienen nidos; las raposas, madrigueras, y Jesús no tiene ni una piedra en que reclinar la cabeza. Para nacer, un pesebre; para morir, una cruz, y para vivir escoge ser desterrado a Egipto; reside en Nazareth y en cualquier parte (Aut 431)

5. Viajes a pie siempre. -Sólo un momento monta en un jumento, para entrar en Jerusalén para dar cumplimiento a las profecías (Aut 432).

6. Dinero no tuvo. -Para pagar el tributo hace un prodigio sacando de la boca del pez lo necesario. Si las gentes piadosas dan algunas limosnas, no las guarda él, sino Judas, el único malo que había en el apostolado (Aut 433).

7. De día predicaba y curaba enfermos, y de noche oraba… (Aut 434).

8. Jesús era amigo de los niños, de los pobres, de los enfermos y de los pecadores (Aut 435).

9. No buscaba su propia gloria, sino la de su Padre celestial. Todo lo hacía para cumplir con la voluntad de su Padre y para la salvación de las almas, que son sus queridas ovejas, que, como buen Pastor, dio por ellas la vida (Aut 436).

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

 

Claret trató de imitar a Jesucristo según la comprensión religiosa de su época.

  • Desde tu actual comprensión del Jesús del Evangelio, ¿qué rasgos crees que son más adecuados para configurarte con él como misionero?
  • ¿Qué aspectos de tu vida necesitan ser más iluminados por el estilo de Jesús?

“(Los estudios eclesiásticos) están llamados a ser una especie de laboratorio cultural providencial, en el que la Iglesia se ejercita en la interpretación de la performance de la realidad que brota del acontecimiento de Jesucristo y que se alimenta de los dones de Sabiduría y de Ciencia, con los que el Espíritu Santo enriquece en diversas formas a todo el Pueblo de Dios” (Francisco, Veritatis Gaudium, 3).