Arturo Tabera

TABERA ARAOZ, Arturo. Barco de Avila, 29.X.1903 – Roma, 13.VI.1975. Religioso Claretiano – Arzobispo de Pamplona y Cardenal – Prefecto de la Congregación para los Religiosos e Institutos seculares.

 

            Nacido en el seno de una familia castellana humilde, de raigambre cristiana como atestigua la presencia de un tio religioso sacerdote del mismo nombre, a solos 12 años ingresa en el postulantado de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María (Claretianos) en Don Benito. Cursadas allí las humanidades con notas sobresalientes, pasa al noviciado de Jerez de los Caballero donde hace su profesión religiosa el 15.VII.1920. En esa misma ciudad y en Zafra cursa filosofía y teología con calificaciones muy altas. Enviado a Roma a cursar ambos derechos, es ordenado sacerdote el 22.XII.1928. Obtenida la Laurea, vuelve a Zafra, donde regenta por cuatro años la cátedra de derecho canónico.

            Es trasladado a Madrid como subdirector de la revista “Ilustración del Clero”, permaneciendo allí durante todo el periodo de la guerra civil. Mientras tanto, en Roma había sido iniciada la publicación de la revista “Commentarium pro Religiosis” bajo la dirección de Arcadio Larraona, religioso claretiano, profesor de derecho romano en el Apolinar, más tarde Cardenal. A la redacción de esa revista es destinado Arturo Tabera. Al mismo tiempo, funda la nueva revista “Vida religiosa” en 1944 y ejerce el servicio de Prefecto General de Estudios de la Congregación claretiana.

            La Santa Sede le encomienda también la Visita Apostólica de un Instituto religioso femenino, de origen francés en la diócesis de Montauban, las Hermanas del Santo Angel de la Guarda.

            El 16.II.1946 es nombrado Obispo Administrador Apostólico de Barbastro, donde habían sufrido martirio durante la guerra civil, el Obispo, la mayor parte de los sacerdotes de la diócesis, los más de 60 jóvenes seminaristas claretianos del Colegio y una gran multitud de fieles.

            Algún año después se realiza una revisión general de los límites de las diócesis españolas, y la de Cartagena-Murcia es dividida en dos, constituyéndose la nueva diócesis de Albacete, cuyo primer Obispo es nombrado Mons. Tabera el 13.V.1950. Durante 18 años, promueve en modo especial el ministero y vida de los sacerdotes, empezando por la constitución del seminario, así como las actividades de la Caritas diocesana.

            El 13.VII.1968 es promovido a la sede arzobispal de Pamplona, donde le toca afrontar problemas no fáciles en la organización del seminario, uno de los mayores de la nación, y en cuestiones de orden público.

            Menos de una año después, el 28.IV.1969, Pablo VI lo eleva a la dignidad cardenalícia, con el título presbiteral de San Pedro in Montorio, que perteneció a la Orden española de los Jerónimos, históricamente vinculado a la Corona Española.

            El 20.II.1971, Pablo VI le nombra Prefecto de la Congregación para el Culto Divino que, en aquel momento estaba empeñada activamente en la aplicación de la reforma litúrgica prescrita por el Concilio Vaticano II, al cual Mons. Tabera había participado en todas sus sesiones. Al año siguiente el Papa le mandó como Enviado Especial al Congreso Eucarístico Nacional de Valencia, celebrado del 22 al 28.V.1972.

            El 17.IX.1973, el Card. Ildebrando Antoniutti, quien fuera Nuncio Apostólico en España al final de la guerra, Prefecto de la Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares, cumplió sus 75 años de edad, habiendo obtenido previamente del Papa el permiso de retirarse del oficio que recubría desde 1963. Aquella misma mañana, Pablo VI nombra Prefecto de dicha Congregación al Card. Tabera, quien llega a ese servicio con una preparación reconocida por todos, dados sus estudios y actuaciones precedentes. Son dignos de mención, la Memoria sobre “El Derecho Justinianeo en España” presentada al Congreso Internacional de Derecho Romano de Bolonia en 1933 y la intervención en el Congreso Jurídico de Roma de 1934.

            Durante su breve Prefectura de la Congregación para los Religiosos, participa también como miembro activo en las Congregaciones para la disciplina de los Sacramentos, para las causas de los Santos, para el Culto Divino, en el Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y en la Comisión para la revisión del código de derecho canónico.

            Una de las consecuencias prácticas del Concílio Vaticano II, en relación con los Institutos religiosos, es el movimiento de fusión de institutos de origen similar o bien en situaciones de especial dificultad. Durante los dos años de la Prefectura del Card. Tabera, fueron 12 los Institutos que en diversas naciones desaparecieron por fusión, mientras fueron 11 los Institutos que obtuvieron la erección diocesana y 17 los que en cambio tuvieron el reconocimiento pontificio. Fueron además 20 los monasterios femeninos de vida contemplativa fundados.

            El intenso trabajo y las preocupaciones que en aquel momento llevaba consigo la función de guía de todos los consagrados del mundo, aumentaron más allá de lo soportable la debilidad congénita del sistema cardio-circulatorio del Card. Tabera. El 12.VI.1975 hubo de ser hospitalizado de urgencia, expirando al mediodía del dia siguiente.

 

     OBRAS DEL ~ : Derecho de los religiosos. Manual teórico-práctico, Madrid, 1957. – En colaboración con Gregorio Martínez de Antoñana y Gerardo Escudero.

 

Jesús Torres Llorente, C.M.F.