MARZO

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1850. Está impaciente porque se imprima cuanto antes el libro Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María, que hace ya tres años que compuso.

1851. Concluye los primeros Ejercicios al clero de Santiago de Cuba y establece los tres días semanales de conferencias, retiro mensual, etc.

1860. Claret envía a D. Paladio Currius facultades para celebrar ya que había marchado a Roma sin ellas. Como no regresará hasta finales de septiembre, le vinieron muy bien.

LA CONSOLIDACIÓN (1899-1906)

La Congregación sin el P. Xifré

A raíz de la muerte del P. Xifré (3 de noviembre 1899) se celebró en Vic el VIII Capítulo General, del 19 al 27 de diciembre de 1899. Se trabajó a partir de un cuestionario con dos secciones: Constitución y Régimen del Instituto y Espíritu Religioso y Observancia Regular. Fue elegido nuevo Superior General el P. Clemente Serrat, al que acompañaban en el Consejo los PP. Martín Alsina, Domingo Solá, José Busquet y Francisco Naval. Los PP. Ramón Fluviá y Jerónimo Batlló, fueron elegidos como como Ecónomo y Procurador, respectivamente. Aunque ni en este Capítulo ni en los subsiguientes Capítulos Provinciales de Cataluña y Castilla se consiguió avanzar mucho en la consolidación de las Provincias, sus frutos no se hicieron esperar, llegando en 1901 el decreto de constitución de un noviciado para cada provincia: Vic (Cataluña) y Segovia (Castilla). Durante este período, la Congregación continuó su marcha hacia una mayor consolidación sin dejar de fundar. Podemos decir que la historia se hizo más compleja al ser distintos los caminos de las dos Provincias.

María Claret y Clará

Hermana de Claret (1815-1894)

Sallent (Barcelona, España). Acompañó a su hermano Antonio Claret en su época de sacerdote en Sallent de 1835 a 1839. En 1842 ingresó en el Instituto de las Carmelitas de la Caridad, tomando el nombre de María de Santa Teresa. Fue superiora de Borjas Blancas y de Vic, y Maestra de novicias. Consejera General de 1876 a 1886. A causa de sus muchas enfermedades que le impidieron seguir desempeñando tales cargos, vivió el resto de sus días en la casa matriz. Fue devotísima de su santo hermano. En 1888 tuvo la dicha de declarar en el Proceso informativo para su beatificación, donde afirmó: He sido envidiada como hermana de un santo; yo misma me he visto confundida muchísimas veces al ver mis imperfecciones ante las innumerables felicitaciones que por ser hermana del Siervo de Dios se me dan (…) Me había dicho muchas veces que me tenía envidia por llamarme María. Murió el 2 de marzo. Era de estatura alta, ojos pardos, nariz regular, cara alargada y color sano.

Un hijo de María

Como en las recreaciones no se hablaba de otra cosa que de virtudes, de la devoción a María Santísima y de la manera de ganar almas para el cielo, así es que en aquellos días prendió en mí tan fuertemente la llama del celo de la mayor gloria de Dios y de la salvación de las almas, que me tenía enteramente devorado. Yo me ofrecía todo a Dios sin reserva; yo pensaba y discurría continuamente qué haría para el bien de mis prójimos, y ya que no llegaba el tiempo de trabajar, me empleaba en orar. Entre otras cosas, escribí estas dos oraciones (Aut. 153).

 

¡Oh Madre mía, cuánto os amo! ¡Cuánto os aprecio! ¡Oh, cuánta es la confianza que en Vos tengo de que me daréis la perseverancia en vuestro santo servicio y la gracia final! (Aut 154).

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

 

Claret recuerda las conversaciones tenidas durante el noviciado con los jesuitas.

  • ¿Cómo juzgas la comunicación entre los miembros de tu comunidad?
  • ¿Hay alguien de la comunidad con el que necesitas mejor tu nivel de comunicación?
  • ¿Qué valores aportan tus hermanos para la edificación de la comunidad?
  • Escribe una oración por tu comunidad.

 

“Nuestra mayor gloria no está en que nunca caigamos,
sino en levantarnos cada vez que caemos”

(Confucio).

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