CLARET Y D. LORENZO ARRAZOLA

Don Lorenzo Arrazola nació en 1897 en Checa (Guadalajara) y llegó a ser uno de las primeras figuras del Partido Moderado. Fue consejero real, procurador general, presidente del Tribunal Supremo, diputado a Cortes, senador del Reino, ministro de Gracia y Justicia siete veces, tres de Estado y presidente del Consejo de Ministros. Como vemos, una carrera política nada despreciable. Sin embargo, quizá lo que más brillo le dio fue su oratoria parlamentaria. Era un destacado jurisconsulto con una vasta erudición, llegando a publicar varios libros, alguno de ellos en latín. Murió en 1873.

El primer contacto que tuvo el P. Claret con D. Lorenzo Arrazola fue del todo formal, ya que D. Lorenzo fue el Ministro de Gracia y Justicia, encargado por entonces de los asuntos eclesiásticos, que le notificó en carta del 4 de agosto de 1849 su nombramiento como arzobispo de Santiago de Cuba. Pero no fue un simple transmisor sino el que realmente se empeñó en que el nombramiento se hiciera efectivo. Ante las reticencias surgidas en la conciencia de Mosén Claret volvió a instarle en carta de septiembre del mismo año animándole a “dejar su bonete al que profesa demasiado cariño” ya que “no es tan estrecha una mitra que no pueda moverse en ella la cabeza de un santo”.[1] Aceptado el nombramiento el 4 de octubre de 1949 vuelve al P. Claret a escribir al Ministro de Gracia y Justicia, D. Lorenzo Arrazola, carta a la que siguieron varias del mismo talante administrativo. En su visita a Madrid, en octubre de 1950 con motivo de la recepción del palio arzobispal, tuvo ocasión el P. Claret de conversar frecuentemente con D. Lorenzo, algunas sesiones de hasta dos horas,[2] y no sólo sobre Cuba sino sobre la Librería Religiosa y otros temas. En la citada carta se indica cómo D. José Caixal le había ido regalando los libros de dicha librería y que podrían explicar la abundancia de libros de la Librería Religiosa que se encuentran actualmente en la biblioteca parroquial de Villanueva del Campo. Puede que fuera entonces cuando surgió la particular relación que a partir de entonces les uniría de por vida.        

En mayo de 1853 en una de las cartas del P. Claret dando cuenta al Ministro de la situación de la diócesis le presenta la renuncia al arzobispado. Aunque en aquel momento no se vieron satisfechos sus deseos, puede que fuera el Sr. Arrazola el que años después influyera en el nombramiento del P. Claret como confesor real.[3]

Nada más llegar a Madrid observamos cómo el Sr. Ministro es uno de los asistentes a su primer panegírico, el de San Luis, en la iglesia de Italianos, pasando a felicitarle a la sacristía. A finales de 1858, el P. Claret fundaba en Madrid la Academia de San Miguel. Entre los primeros socios más destacados, tras la Reina y el Rey, aparece D. Lorenzo Arrazola. Coincidían con frecuencia en los banquetes de Palacio, y había temporadas, durante el descanso veraniego de la Reina, en que coincidían y hasta eran vecinos de habitación, como consta por la carta del P. Claret a la Madre París el 2 de julio de 1866 desde La Granja: “me hallo alojado en la misma casa, aunque en diferente cuarto, que el Ministro de Gracia y Justicia”. La relación familiar se fue haciendo cada vez más estrecha, hasta el punto de conocer con anticipación detalles como la intención de renunciar al cargo del Sr. Ministro.

Quedan todavía hoy recuerdos de aquella amistad, como el juego de vinajeras de plata usado por el P. Claret que un nieto del Sr. Arrazola entregó a la Congregación y que se conserva en la comunidad de Segovia, procedente de la capilla familiar, donde se supone celebraría el Santo Arzobispo en alguna ocasión.

Vicente Sanz cmf.


[1] Epistolario Pasivo I, pgs. 73-74. Aunque se trata de una carta anónima todo hace pensar que procede del Sr. Arrazola.

[2] EC I, pg. 421.

[3]EP I, pgs. 724-725.