Rosendo Salvado

ROSENDO SALVADO ROTEA, OSB, obispo, sucesor del P. Claret al frente de El Escorial

Lucas José Rosendo Salvado nació en Tuy (Pontevedra) el 1 de marzo de 1814. Estudió en su ciudad natal. Ingresó en el monasterio benedictino de Santiago de Compostela, en el que profesó en 1830. Posteriormente estudió música en Corias (Oviedo). Con motivo de la exclaustración, regresó a su ciudad natal. En 1838 se trasladó a Cava (Italia), donde recibió la ordenación sacerdotal el 23 de febrero de 1839.

            En 1845 inició una época nueva en su vida: marchó con Fr. José María Benito Serra OSB a fundar la misión de Nueva Nursia (Australia). El 15 de agosto de 1849, en Roma, fue consagrado obispo de Puerto Victoria, y con el P. Serra, consagrado un año antes, en octubre del mismo año 49 partió para la misión de la entonces llamada Nueva Holanda con cerca de cuarenta misioneros, muchos de ellos amaestrados por Claret, en Vic, en junio del mismo año (cf. EC I, p. 297; ECpas II, p. 609; El Beato I, p. 522). Permaneció en Australia hasta 1853, año en que el gobierno inglés suprimió la colonia; pero, retomada poco después, la misión se puso de nuevo en marcha. En 1867 el P. Salvado consiguió para la misión el título de abadía nullius. Hizo varios viajes a Europa, sobre todo a España, para reclutar misioneros; un gran valedor para sus misiones australianas fue D. Pedro Naudó, administrador de la Librería Religiosa de Barcelona.

En abril de 1868 el P. Claret le propuso la fundación, en El Escorial, de un colegio benedictino para preparar misioneros para Australia (EC II, p. 1257), y en junio de ese mismo año tomaba él la presidencia de El Escorial, al aceptar la reina la renuncia de Claret; éste escribe el día 22: “hoy he visto los dos reales decretos en palacio, el uno con que SM acepta mi renuncia y el otro con que nombra al Ylmo. Sr obispo Salvado” (EC II, p.  1267). El 6 de julio comunicaba Claret al P. Xifré: “hace pocos días hemos hecho entrega del Escorial al Sr. Salvado Obispo y le hemos entregado 678.999 reales pagados todos los gastos, obras y levantadas todas las cargas espirituales, etc, etc, etc” (EC II, p. EC II, p. 1275). Y en una carta de quizá una semana después, el P. Currius escribe a D. Antonio Barjau: “el 28 de junio último tomó posesión de este real monasterio y sus dependencias el Ilmo. Sr. D. Fr. Rosendo Salvado, obispo de Puerto Victoria en la Australia. Nuestro muy amado Sr. Claret ha dejado de ser Presidente y D. Dionisio está nombrado para Juez de la Rota. Por ahora todo sigue como antes: Seminario, Colegio. En este último año había unos ciento setenta colegiales internos y varios externos, entre todos los seis años de segunda enseñanza, los cuales ahora todos están en vacaciones. Más adelante creemos que el dicho Sr. Obispo formará tal vez en la parte de la compaña un noviciado de Benedictinos para enviar después a la Australia” (Currius carta  1161).

A principios de agosto Claret y los reyes pasaron por El Escorial, y  Claret se adelantó para instruir a D. Rosendo acerca de cómo organizar las ceremonias reales; de paso le indicaba: “procure que todo esté limpio por el estilo que yo pedía cuando era presidente” (EC II, p. 1283s). Hacia mediados de mes, D. Rosendo experimenta disgustos por alguna acusación que, relacionada con El Escorial, algún envidioso ha enviado a Roma, y piensa en la dimisión; Claret le escribe desde Lequeitio que “SS MM me han dicho que escribiera a V que se animase”, y de paso recuerda que, por un motivo u otro, “El Escorial es el potro para atormentar a los que le han de cuidar” (EC II, p. 1287, y 1290). Y un mes más tarde vuelve a escribirle garantizándole la protección real: “he hablado con SS MM y están en la resolución de defender y proteger a Usted. Tome usted un poco de paciencia, por ahora no vaya a Roma… Nosotros por el 20 arriba volveremos a la Villa de Madrid. Al pasar por esa estación [de El Escorial] ya nos veremos. Esté tranquilo” (EC II, p. 1295). Pero este encuentro no tuvo lugar, pues el 23 de septiembre fue el golpe de Estado y todo cambió.

Por el P. Currius sabemos que “S.S.I. el Sr. Salvado salió del Escorial el día 14 de octubre, dejando allá en su lugar a D. Dionisio que aún no le había acabado de hacer la entrega al administrador D. Enrique Álvarez” (EpPas III, p. 332). Claret escribía a Salvado desde París el 22 de enero de 1869: “Siento mucho que Usted haya tenido que salir del Escorial y no hayan podido pasar adelante los proyectos de Usted a fin de conservar la marcha del Colegio y de la Comunidad para conservar el culto en aquel Monasterio y al mismo tiempo proveerse de gente para su Colonia, según Usted y yo habíamos pensado” (EC II, p. 1343).

Los obispos Claret y Salvado volvieron a encontrarse en Roma, para el concilio. Posteriormente Mons. Salvado se volvió a sus misiones de Australia, de donde regresó aún tres veces a Europa. En la primera de ellas, en 1885, fundó en el monasterio de Montserrat un Colegio para Misioneros de Ultramar. Del tercer viaje ya no regresó a la misión: murió en Roma, en el monasterio de San Pablo de Extramuros, con fama de santidad, el 29 de diciembre de 1900. Con él desaparecía el último superviviente de la antaño poderosa Congregación Benedictina de Valladolid. En 1903 sus restos fueron llevados a Nueva Nursia.