Pedro Alibés

  1. PEDRO ALIBÉS PUJOLAR, Misionero Claretiano

Nació el 21 de enero de 1820 en Ciuret, vecindario rural del municipio de Vidrà, provincia de Gerona y diócesis de Vic. Cursó la retórica en Moià, y la filosofía y teología en el seminario de Vic como alumno interno o colegial. Y se ordenó sacerdote en 1846; las circunstancias del hecho, en una época en que en España está aún prohibido conferir órdenes, se nos escapan. Tras la ordenación sirve ocho meses como vicario en la iglesia del Sto Ángel, de Vic, luego dos años también como vicario en la parroquia de Capdevanol, y algo más de un año en una de las vicarías de Igualada; el 4 de julio de 1851 ingrese en la Congregación, según consta en el catálogo primitivo inédito.

Su conocimiento de la Congregación y del Fundador le debió de llegar por múltiples cauces. Al parecer ya en su niñez tuvo de maestro en su propia casa al P. Domingo Fábregas. Posteriormente, en 1841, Claret pasó algunos meses en la casa rectoral de Pruit, acogido por Mn. Miguel Alibés Rovira, primo de Pedro. Y, a lo largo de los años de seminarista en Vic y de adjunto a la iglesia del Santo Ánge, tuvo que saber de las visitas y actividades, siquiera esporádicas, de Claret en dicha ciudad. Estas fueron ya numerosas en el verano de 1846, cuando Pedro se ordena; y en 1847 predicó unos ejercicios al clero; quizá también los dio a los seminaristas (encuentro con S. Pedro Almató). Al pasar a Igualada, en abril de 1850, Mn. Pedro Alibés se encontró allí como párroco a Mn. Juan Domènech Albanell, que había sido vicario en Sallent cuando Claret era cura ecónomo. Y en noviembre de 1850 tuvo mucha resonancia el paso de Claret por Igualada, cuando, ya consagrado obispo, regresaba de solventar diversos asuntos en Madrid antes de zarpar para su diócesis de Cuba. Le acompañaba el P. Esteban Sala, nuevo superior de los misioneros que ahora quedaban semihuérfanos. Finalmente, Alibés fue testigo del paso por Igualada, el 3 de junio de 1851, de los PP. Xifré, Fábregas y Picañol a su regreso de una sonada misión en Cervera. En conversación con ellos podría haber tomado la  decisión vocacional definitiva, que realizaría exactamente un mes más tarde.

Llegado a la Merced en julio de 1851, es de suponer que al final del verano se habrá incorporó a las actividades de la comunidad (aún no existía año de prueba), pero carecemos de noticias hasta 1856. En el otoño de dicho año aparece como compañero del P. Esteban Sala misionando varias parroquias del arciprestazgo de Sant Hilari Sacalm, y seguidamente él solo predica en Capdevanol. Probablemente en años anteriores se ha dedicado sobre todo a ejercicios espirituales a religiosas. En el registro de la casa de ejercicios de La Merced aparece su nombre por primera vez en julio de 1857, dirigiendo una tanda a seglares.

Pedro Alibés ocupa el número siete de los ingresados en la Congregación tras la fundación, de modo que convivió con todos los cofundadores excepto Manuel Vilaró, y le tocó ocupar puestos de gran responsabilidad. Participó en la primera Junta General, celebrada el 28 de mayo de 1859 bajo la presidencia del arzobispo Fundador.

En marzo de 1860 va al frente del grupo que realiza la fundación de Gracia (Barcelona), segunda casa de la Congregación; será superior de la misma hasta la revolución del 68; además de superior, es “maestro de novicios”, pues cuatro de los Padres y dos de los Hermanos que componen la comunidad están en el año de prueba. También tuvo que velar por las obras materiales de conclusión del edificio.

En septiembre de 1860, el P. Claret, de paso por Barcelona con la familia real, hizo tres visitas a los misioneros de Gracia, alguna de ellas acompañado de otros obispos; evidentemente el papel de “recepcionista” lo desempeñó el superior. La tercera de esas visitas es casi “canónica”, pues Claret conversó personalmente con cada uno de los Padres y Hermanos. Y con el P. Claret coincidió el P. Alibés en los dos Capítulos Generales, de 1862 y 1864, celebrados precisamente en la casa de Gracia, y a los que él asistió por derecho propio, en cuanto superior de la casa. En julio de 1862, Claret interrumpió su presencia en el capítulo para presidir las exequias del obispo de Barcelona D. Antonio Palau, en las que la comunidad de los misioneros tuvo que ser representada por su superior. Del año 1864 hay constancia de intercambio epistolar Claret-Alibés; se conserva la carta del arzobispo (EC II, p. 768s), en la que se percibe relación muy familiar con el destinatario.

En el verano y otoño de 1865 el trato del P. Alibés con el Fundador fue mucho más intenso y prolongado. En su viaje de Madrid a Vic, al separarse de la corte con motivo del reconocimiento del Reino de Italia, Claret se detuvo en Gracia del 23 al 26 de julio; luego siguió camino hacia Barcelona y Vic. El 25 de septiembre regresó a Gracia para dirigir ejercicios a la comunidad, hasta el 5 de octubre. Y en diciembre, al regreso de su viaje a Roma, Claret convive con la comunidad de Gracia desde el día 1 hasta el 21, mientras espera instrucciones de la Nunciatura acerca de su regreso a Madrid

            En estos capítulos y visitas, Claret adquirió un elevado concepto del P. Alibés, del que nos deja una buena prueba en una carta dirigida al P. Xifré con fecha 17 junio de 1867. Para septiembre prevé viajar a París y Roma con la Reina, y propone al P. Xifré la conveniencia de que, en vez de su capellán habitual, P. Pedro Vilar, “algún sacerdote de los principales fuera al viaje, verbi gratia D. Clemente, D. Clotet, D. Alibés, etc., a fin de visitar en París a Ntra. Sra. de las Victorias, en donde radica la Congregación [se refiere probablemente a la Archicofradía], y en Roma al Santo Padre” (EC II, p. 1157).

Expulsado de Gracia por la revolución de 1868, pasa el P. Alibés unos dos meses en Barcelona, siempre en comunicación con D. Pedro Naudó (ECpas III, p. 325), y luego un tiempo en casa de familiares, en su Ciuret natal. El 25 de septiembre de 1869 llegó a Prades, y el 5 de octubre se embarcó en Marsella hacia la nueva fundación de Argel, a la que va como superior. Su actividad en aquella colonia francesa será compleja; además de las habituales predicaciones, tendrá numerosas tareas organizativas: creación de una escuela, cambio de residencia de la comunidad, los habituales conflictos con el difícil carácter del cardenal Lavigerie, “reclutamiento vocacional” de adultos y de niños (los primeros “postulantes”, que envía a Thuir), pastoral familiar…

El 3 de junio de 1879 llegó a Solsona, nuevamente con el cargo de superior, y como organizador de la comunidad recientemente fundada. Allí convivirá algún tiempo con el P. Fábregas, su antiguo maestro y amigo. Entre sus acciones ministeriales deben destacarse los ejercicios que en 1880 dirigió a la comunidad de Vic, la casa madre, gobernada por la gran autoridad del P. Serrat y donde hacían el año de prueba unos 50 novicios. Para una comunidad así no se buscaba a un predicador cualquiera. Y a finales de ese mismo año dirigió ejercicios a la comunidad monástica de Montserrat. Éste fue un ministerio también de gran importancia, pues allí se encontraba el P. Bernardo Sala, cuya huida de la congregación había dejado tan mal sabor de boca en muchos misioneros; estos ejercicios sellaron la reconciliación entre los hijos de San Benito y los del P. Claret.

            En septiembre de 1881 le sobrevino un amago de apoplejía que redujo notablemente su actividad. No obstante, continuó realizando trabajo pastoral en la iglesia de la comunidad, y aún dirigió algunas reformas de la casa. Finalmente, en el verano de 1883 una notable insuficiencia cardíaca le dejó muy postrado, y a consecuencia de ella falleció el 4 de diciembre de 1884. Desaparecía un hombre de gobierno, un misionero aguerrido y una auténtica columna en la construcción de la joven Congregación.

El P. Alibés publicó en 1859 el opúsculo LO ESCOLÀ, o sian Conferencias entre un missionista y un jovenet, por D.P.A.P (D. Pedro Alibés, prevere), opúsculo que fue reeditado en 1896. Es una obra de pastoral infantil. Dejó también, en forma manuscrita, un sermonario: Esquelets de sermons de Missiò, de 256 pp.

(Del P. Alibés existe una Biografía Inédita, por el P. Juan Sidera, en el Arxiu Claret de Vic).