FEBRERO

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1852. En su primera visita pastoral, llega a Las Tunas (Cuba), donde le hacen una gran recepción.

1861. Recorre las fincas que El Escorial posee en Gózquez (sur-este de Madrid) para conocer las posibilidades económicas del monasterio.

1869. Desde París advierte al P. José Xifré que las Vedrunas de Madrid guardan dinero suyo destinado para la Congregación.

PRIMERA EXPANSIÓN (1870-1899)

La desastrosa fundación en Cuba

Fue una oferta del Arzobispo de Santiago de Cuba. Siempre había sido un sueño de los misioneros poder continuar el trabajo del P. Claret en aquella diócesis. El P. Xifré mandó en mayo de 1880 la primera expedición, a cuyo frente iba el P. Juan Manent. Todo comenzó bien, pero pronto llegó la tragedia. A los pocos meses murieron en tres días tres de los miembros de la expedición, víctimas de las fiebres amarillas. A las dos semanas morían otros dos. Ante este espectáculo, el P. Antonio Solá se desanimó muchísimo. Cuando el P. Xifré ordenó el retorno a la península del P. Solá, se cruzó un telegrama que decía: Solá, Masoliver, Parer, murieron, Xuriach grave: quid? Urgente. Manent. La contestación del P. Xifré fue: Vengan primer vapor. Xifré. De los 6 Padres y 5 Hermanos (como siempre, un grupo mixto) solamente dos quedaban con vida: el P. Manent y el Hermano Domingo Sesé. La reacción en toda la Congregación fue sin embargo un ofrecimiento general para ir a Cuba.

Augusto Andrés Ortega, CMF

Misionero y teólogo (1904-1983)

Villavedón (Burgos, España). Realizó sus estudios teológicos en España, Italia, Francia, Bélgica y Alemania. Se doctoró en Filosofía en las universidades romanas, con la tesis doctoral sobre La analogía del ser. Se dedicó a la docencia en varios centros eclesiásticos: Sigüenza, Zafra, Burgos, Granada, Sevilla, Salamanca y Roma. Fue profesor y miembro del Instituto de Estudios Políticos y organizó seminarios en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. Fue amigo de Eugenio d’Ors, Zubiri, Conde, Ridruejo, Laín Entralgo, Sopeña, Aranguren, Valverde, Panero… Sus escritos nos ofrecen una buena lección de cómo hacer teología y filosofía en nuestro tiempo. En ellos alienta la racionalidad fuente de la modernidad y del pensamiento católico tradicional. Sus escritos han sido publicados en tres volúmenes en la prestigiosa Editorial BAC (Biblioteca de Autores Cristianos). La obra consta de tres volúmenes: I: Razón teológica y experiencia mística. Dios al encuentro del hombre; II: La vida en Cristo. Vida cristiana como divinización del hombre; III: La perspectiva filosófica. Hombre, mundo, Dios.

Biografía

La traición de un amigo

Un joven como yo me invitó a que hiciese compañía con él de intereses. Condescendí. Empezamos en poner a la lotería. Teníamos bastante suerte… (Aut 73).

Ya eran muchos los recibos que tenía, de modo que formaban una suma de consideración; cuando he aquí que un día me viene diciendo que uno de nuestros billetes había sido premiado…, pero que, cuando iba a cobrar, había perdido el billete. Y dijo verdad… porque se lo había jugado y lo había perdido; y no sólo aquel billete, sino que además fue a mi cuarto… y se llevó todos los recibos que tenía guardados…; finalmente, deseoso de desquitarse, no teniendo más que jugar, desesperado, se fue a una casa en que tenía entrada y se llevó unas joyas de la Señora de dicha casa y se las vendió; se fue al juego y también perdió (Aut 74).

Entre tanto la Señora halló a faltar sus joyas… dio parte a la autoridad, cogieron al ladrón, confesó su delito, le siguieron la causa y salió condenado a dos años de presidio. No es posible explicar el golpe que me dio este percance; no la pérdida de los intereses, que eran muchos, sino el honor… (Aut 75).

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

 

  • ¿Has experimentado la traición de algún amigo?
  • ¿Ha puesto esto en crisis para ti el valor de la amistad?
  • ¿Qué significa el honor para ti?

Ante el valor de la amistad, del amor, solo caben dos opciones: la fidelidad, la traición.

  • Tú, ¿qué dices?

 

“El amor ayuda a crecer. Pero el amor y la cruz van unidos.
Aceptar la cruz es signo de amor y de fecundidad.
Si queremos hacer crecer la Congregación hemos de estar dispuestos
a sacrificar nuestra vida por los hermanos”

(Aquilino Bocos Merino, Herencia y profecía, 50).